Habla como se mueve, con mucho acento. Subraya cada frase a escoplo. Donde amenaza con un decir un simple que le den , termina por construir una montaña rusa: que le den...mucho por el...puto...culo. Y eso lo aplica igual a la Iglesia en general, al Vaticano en particular, a los críticos de música o, si se tercia, al batería de Britney Spears. ¿Y quien conoce a este tipo?, dice y señala al sodomizado percusionista con afán pedagógico: Bunbury quiere demostrar que en determinadas situaciones, la música es lo que menos importa en el negocio, precisamente, de la música. Y todo ello con acento maño. Enrique Ortiz de Landazuri, mas conocido por Bunbury el nombre es de un personaje de La importancia de llamarse Ernesto de Oscar Wilde, con doble vida-acaba de volver de viaje.
Mas en concreto, de Alhama de Aragon (Zaragoza), donde se ha pasado unos días tumbado a la bartola en un balneario. Es cojonudo estar sin hacer nada. Antes, este aragonés errante nacido en Zaragoza hace 37 años estuvo perdido por el mundo. Por una parte de él. Desde Managua a Marrakech, desde Mancora a León. Casi un año, el pasado, de Enero a Noviembre, dando tumbos por el lado sur del planeta. Siempre viajo solo y no hago fotos. La música para mi, no es mas que una afición. Mi profesión de verdad es la de viajero, no la de turista, cuidado. Esta palabra me parece odiosa. ¿Sabes cuál es la diferencia entre uno y otro? Sencilla, un turista lleva siempre billete de vuelta.
Viaje a ninguna parte- es el nombre, en préstamo de la novela y la película de Fernando Fernán Gómez, del disco con aspecto de cuaderno de bitácora que le ha salido de tanto ajetreo. Si en Pequeño Cabaret Ambulante fue cabaretero y en Flamingos boxeador, en este toca cómico de la legua, quizás hombre de circo. En el se aprietan 20 canciones donde suenan cada uno de los rincones que ha pisado. Son versos escrito al dictado de cada uno de los sentidos: del rumor de las tabernas, del sabor del sexo apresurado o del tacto de una navaja abierta: En Perú, en Máncora, estuvieron a punto de rajarme el estomago. En ese momento me di cuenta de que estaba muy lejos y muy solo. Todo estuvo a punto de irse a tomar por el puto culo. Ahí cobre consciencia de mi situación: ¡Coño! Estoy viajando.
Por eso sera que la canción Canto (El mismo dolor), que despide el disco doble, esta compuesta ahí mismo.
Ahora con los meses de grabación, producción y estucado del disco de por medio, Enrique se presenta tan excesivo y tan Bunbury como toca. Sombrero de paja, medias de malla para unos antebrazos estilizados y uñas de morado rabioso. Aprieta la mano, saluda de un latigazo y mira de frente con los ojos bien abiertos, escondiendo las pestañas. Yo no soy un exhibicionista, soy un voyeur, puntualiza a modo de declaración de intenciones.
Cuenta que en su ir y venir siempre tuvo en mente a Bob Dylan (Bob es mi guía afirma y rompe a reir) y que durante el tiempo que estuvo manoseando las 90 canciones, ni mas ni menos que se trajo escritas, sus oidos y sus ojos estuvieron ocupados de las películas de John Cassavetes y David Linch, y los discos de, otra vez, Bob Dylan (siempre él), Miles Davis Otis Redding, Chavela Vargas, Chabuca Granda y Roberto Goyeneche (El mejor cantante de tangos de todos los tiempos con permiso de Gardel).
Su boca es una ametralladora y, puestos a contar, se empecina en la idea de grabarlo todo: Necesitamos volver a grabar discos.
Grabar y que se haga mal. Me molesta dedicar cuatro meses al año a hacer un disco y luego ocho a promocionarlo y a hacer giras. La balanza esta desequilibrada. Tengo que grabar más y hablar menos. Y sigue hablando:Lo importante es decir cosas, pero en las canciones. Por eso me interesa tanto el rap. Solo quiero a la gente que dice cosas. Con tanta producción estamos jodiendo todo.
Puede que el chis del chaston de la bateria pueda tener una mejor ecualizacion, pero me importa una puta mierda y que se jodan todos los ingenieros de sonido del mundo. Tiene que oirse el gargajo en la garganta, la imperfección. ¿Qué mierda es eso de la afinación? Eso es perjuicio occidental. Hay que desafinar. El cuarto de tono existe. Tiene que oirse la verdad.
Su teoría tiene hasta nombre: Música urgente. El problema es que la industria discográfica está montada alrededor de lo que yo digo y no de mis canciones. La industria prefiere que haga el chorra alrededor del mundo a que haga discos. Necesitamos mas canciones, mas emociones. Tengo la absoluta certeza de que ninguna de las tonterías que he dicho o dire en esta entrevista importa mas que una sola palabra de cualquiera de mis canciones. Es mas, lo que hago en este momento es un mierda. No hago más que hablar.
Sigamos en la mierda.
La conversacion avanza entre el lugar elegido para hacer las fotos un descampado a espaldas de la Universidad de Alcala de Henares no lejos de la carcel de Alcala-Meco, en Madrid- y el bar de un hotel a la entrada de Madrid donde suena la voz desesperada de un locutor deportivo que no da credito: El Real Madrid está siendo eliminado por el Mónaco. Bunbury no hace caso. Aunque reconoce que la final de la Copa en la que el Zaragoza derrotó a los galácticos fue otra cosa. Entonces, sí hizo caso. Es más, hasta hizo una pausa y no grabo nada durante lo que duró la resaca. Ahora, con el gol de Morientes detrás prefiere seguir hablando. De lo humano y lo divino.
Primero, lo humano. De su viaje a Sudamérica vuelve convencido de que las cosas están cambiando. Sigo creyendo en Kirchner, afirma sobre el presidente argentino. De hecho, y por comparar, yo era de los que creía más en Lula. Me impresionó el discurso espectacular del presidente brasileño. Ahora, me decepciona. La sosería del argentino, en cambio, está funcionando bien. Nunca he dejado de ir a Argentina y he notado como ha crecido la esperanza. Los argentinos son nómadas por naturaleza y estan deseando volver a su tierra. Kirchner, de forma tranquila, esta consiguiendo que las cosas cambien. Eso me confirma las buenas expectativas para Zapatero. El tambien es soso, tranquilo....
¿Pero en su momento, apoyaste al PP?
Mentira. Eso me confirma que el pueblo español es maniqueo por definición. Si no eres de un lado, tienes que ser del otro. No. En su momento, en la época del disco Avalancha en el año 96, yo pedia que echaramos al PSOE del Gobierno, pero eso no significa que pidiera el voto para el PP. ¿Por qué no podia estar pidiendo el voto para la Chunta Aragonesista? Nadie penso que podia ser de IU o del PNV. ¡Joder! Pocos apellidos tan vascos como el mío ¿Por qué pensaron todos que era del PP? Mientras no acabemos con esta puta mierda, nos vamos a seguir comiendo una puta mierda.
Toma aire y vuelve al ataque. Me alegra mucho que haya ganado Zapatero, porque sonrie y porque es tierno. Y eso me parece hermoso. Felipe Gonzalez no lo era. Bunbury se define ácrata y dice seguir fiel al espíritu que hizo que su expediente escolar rebotara en cinco colegios en el tiempo récord de cinco años y que, entre los suyos, críos con heridas en las rodillas y el aliento de kikos, se ganara el apodo de Contra. Mi obligación es estar contra el poder. No me caso con nadie. Y, además, no encuentro ninguna formula que case conmigo. Soy anarquista, pero sin bombas. La única bomba que pondría sería en el Vaticano, aunque no crea en el asesinato. Bueno, así dicho suena bruto, pero éste es el sentido del humor maño.
Llega el turno a lo divino. Enrique, lo ha dicho hasta el cansancio, cree en la reencarnación. Sin embargo, evita insistir ante el temor declarado de verse preguntado de nuevo sobre la próxima vida. Todo lo que existe en la naturaleza es lo que yo respeto. Un gato, una puesta de sol...No somos más que una hormiga. Nada de lo que hace una puta hormiga es mejor ni peor de lo que hacemos nosotros. Hasta aquí el Karma positivo. Me encantaria que se abriera un debate sobre lo ridículo y doloroso de la educación católica. No soy rencoroso, pero si hay algo contra lo que guardo rencor es contra la Iglesia. Me merece la mayor de las repugnancias.
Si te digo la verdad, la Iglesia católica me parece una puta secta de mierda. Tenemos que retirar el saludo a esa gente. Y lo peor de todo: No me importa que los curas vistan faldas, pero les sientan fatal.
Mientras habla, se deja hacer poco. Controla cada guiño ante la cámara. Elige vestuario, pose y no decide la óptica de la cámara de milagro. Por eso, y porque el fotografo presenta cierta y sana resistencia. A las cuatro de la tarde, aparece y hasta cerca de las diez, ya entrada la noche, ni un desfallecimiento. Enrique discute cada plano con pasión. No en balde desde la primera grabación de Heroes, El mar no cesa, e incluso desde su primer grupo Zumo de Vidrio, hasta esta calurosa tarde de primavera, Bunbury ha ido esculpiendo formas en su cuerpo de vegetariano enjuto con cada disco. Con voluntad espartana, contra corriente y castigado por el dúo Cruz y Raya (humoristas) . No. Una cosa es la ambigüedad y otra cosa parecer una loca maricona. Dicha la frase, descartada una foto. A por otra. Y asi en un largo cuerpo a cuerpo cantante-fotógrafo.